Jugar, vivir, trabajar, liderar. Hablamos con Raquel Hermida Manzaneque, Administradora de Academia A Mariña, docente, autora del libro "'¡Hay que andar!" y del método J-U-E-G-A.
Foto: Eduardo de Martís, Raquel Hermida Manzaneque
V.- Raquel, ¿JUEGA? ¿De verdad se le puede pedir a los equipos y a sus líderes que jueguen?
RH.- ¡Claro que sí! El liderazgo es puro juego.
V.- ¿Cómo que es juego?
RH.- En mis formaciones con directivos y equipos les comento que jugar es la mejor forma de liderar, de convertir tu vida en algo que valga la pena y convertir tus organizaciones en espacios de creatividad, pasión, compromiso y responsabilidad para así conseguir lo mejor de las personas que te rodean, y por supuesto, mayor productividad y conexión entre ellas. Es decir, ser auténticos jugadores de primera, con ganas, con implicación y con la voluntad de hacer cosas increíbles, ese levantarte cada mañana para salir a ganar, salir a vivir, salir a trabajar con auténtica entrega, con pasión y amor por lo que haces, sin importar que igual fallas o sin importar qué tipo de trabajo tienes, es lo que te hace especial.
V.- Salir a jugar suena a deporte. Estar en el banquillo y de repente, sales a jugar.
RH.- Si te quedas viendo como los demás juegan durante su camino, siempre estarás en el banquillo sin poder participar en tu trayecto y llegarás al final del viaje preguntándote qué has hecho y dejado realmente en este mundo.
"Es el juego de la vida, hacer cosas geniales o intentar hacerlas para vivir tu vida de forma más plena".
V.- Lo tienes muy claro.
RH.- Yo tengo muy claro que cualquier pequeña acción que sale de ti, para el beneficio de los demás, puede llegar a mover montañas; y lo más especial y maravilloso es que puedes llegar a cambiar vidas. Y este es el juego de la vida, hacer cosas geniales o intentar hacerlas para vivir tu vida de forma más plena... y esto es el mejor liderazgo que existe. Para mí, el método J-U-E-G-A, es el método de la superación, del optimismo y de la pasión, porque todas las personas, aunque a alguno le cueste aceptarlo y no lo quiera ver, estamos aquí dos días. Y el tiempo, muy a nuestro pesar, vuela, y esto, hay gente que tarda mucho en verlo, porque vivimos con el piloto automático puesto.
V.- ¿Has dicho método J-U-E-G-A?
RH.- Esta metodología de liderazgo es tan sencilla como dicen sus siglas, son cinco pasos muy sencillos que cualquier organización puede interiorizar de forma automática y conseguir mucho más compromiso y productividad.
"Jugar es la mejor forma de liderar, de convertir tu vida en algo que valga la pena y convertir tus organizaciones en espacios de creatividad,
pasión, compromiso y responsabilidad para así conseguir lo mejor de las personas que te rodean, y por supuesto, mayor productividad y conexión Entre ellas".
V.- Explícame.
RH.- La J es de JUGADOR, de decidir querer jugar, comprometerse de nuevo con uno mismo y, después con lo que se quiere hacer. La U es de USA TUS HERRAMIENTAS. Desde que nacemos tenemos una magnífica mochila de recursos que quizás tenemos olvidados, esos que nos han sacado de las crisis y de los momentos difíciles. Esa mochila en la que llevamos lo mejor de nosotros mismos. La E es de ENTREGA, de salir de casa y querer hacer las cosas lo mejor que podamos, queriendo ayudar, queriendo hacer las cosas
bien. La G es de GANAR. Aquí hablamos de coraje. Da igual si ganamos o perdemos, lo importante es tener ese ímpetu, esa actitud, esa fuerza y coraje de salir a ganar. Y la A es de AUTENTICIDAD, de ser tú mismo, ser aquel niño o niña lleno de curiosidad, de ganas, de motivación. Es necesario volver a liderar tu vida para que nadie te diga como tienes que vivirla. ¡Ojo!, no digo que tengamos que estar continuamente como jugadores de
primera. Es normal que a veces prefiramos quedarnos en el banquillo porque así nos sentimos más seguros y cómodos. ¡Pero no siempre puede ser así!
V.- Hablas de jugar, pero también te he oído decir que liderar es "contagiar tu brillo a los demás", ¿por qué?
RH.- Liderar es contagiar tu brillo a los demás, es inspirar, es motivar y, sobre todo, hacer las cosas de forma excelente o intentar hacerlo, para volver a ser tú mismo, a pesar de la adversidad o de la crisis o, de cómo lo estés pasando. Para mí, ser un buen líder es una forma bonita de jugar para hacer cosas, moviendo piezas, transformando, buscando estrategias, construyendo posibilidades, imaginando y haciendo mundos increíbles. Pero,
sobre todo, contagiando tu brillo a los demás, es decir, motivando, orientando, acompañando, y siendo personas comprometidas con uno mismo, con lo que haces y, por supuesto, con los que nos rodean.
"Mi padre ha sido el que me ha influido en mi forma de liderar y quien
me ha enseñado a jugar con pasión en la vida".
V.- Raquel, ¿quiénes han influido en tu forma de liderar?
RH.- Mi padre ha sido el que me ha influido en mi forma de liderar y quien me ha enseñado a jugar con pasión en la vida. Me ha enseñado que la vida es más plena y bonita cuando haces cosas porque sí, sin esperar nada a cambio y esto es, al final, lo que realmente te hace ser auténtico y vivir la vida que quieres. Me quedo con su espíritu e ilusión de recordarle levantándose por las mañanas como un auténtico guerrero, con ese coraje de querer conquistar el mundo con optimismo y pasión, y siempre con una sonrisa que transmitía el mensaje de que cada día es una oportunidad para dar lo mejor de uno mismo. Por eso, yo creo que ese coraje de querer hacer cosas diferentes e increíbles ayudando a los demás e intentando que, también, los demás den lo mejor de sí, es el mejor liderazgo. La curiosidad con la que nacemos es el mayor motor del aprendizaje, del juego por la vida y es el trampolín hacia nuestros sueños.
V.- Me quedo con la idea de que jugar es vivir.
RH.- Yo creo que las personas debemos interiorizar ese compromiso por vivir, por hacer, por crear, por ayudar y por disfrutar de lo que hacemos, porque esto es al final el sentido de nuestro propósito. Esa curiosidad, la mágica habilidad con la que nacemos todos los seres
humanos, es la aliada perfecta para un buen liderazgo.
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