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ISABEL DOBARRO | Más allá de la música

Artista, activista y jurista.

www.isabeldobarro.com


Isabel Pérez Dobarro, excelente pianista con gran proyección internacional, comprometida con la música de compositoras, el Desarrollo Sostenible y el reconocimiento de la profesión musical.


Foto: Isabel Dobarro.

La Dra. Isabel Dobarro está considerada una de las pianistas españolas con más proyección internacional. No solo como artista, sino como profesora y ha impartido conferencias en la Asamblea de Naciones Unidas, New York University, Harvard, Biblioteca Laurenciana Medicea de Florencia, Instituto Cervantes de Madrid. Recientemente ha recibido el "Premio Executivas de Galicia" y ha sido nombrada “Mujer a Seguir en la Cultura del año 2021”.



V.- ¡Hola, Isabel! Te he oído decir que quieres contribuir a la sociedad como artista.

ID.- Como artista, activista por la igualdad de género y jurista. Mi intención en todo lo que hago es canalizar el esfuerzo hacia algo positivo. En mi última investigación, que se publicó en el Instituto IIASA de Viena, planteé cuatro posibles ejes a través de los cuales la música clásica puede contribuir a la sociedad: el activismo, la música como elemento de diálogo, la creatividad y la educación musical.


V.- Lo que no se ve es como si no existiera ¿hay que visibilizar a las mujeres en la música clásica?

ID.- Sí. Llevo tocando el piano desde los tres años, mi primer concierto lo di con cuatro, mi primer concurso con nueve. Llevo toda la vida dedicada a esto y fue muy sorprendente, al empezar a impartir clases como profesora en The New York University cuando estaba planteando qué repertorio le pondría a mis alumnos y uno de ellos me pidió una compositora.


"Mi intención en todo lo que hago es canalizar el esfuerzo hacia algo positivo en la sociedad."






V.- ¿Y qué le dijiste?

ID.- Sí, sí, claro que se puede, hay muchísimas, cómo no... Por ejemplo... ¿Eh?... Déjame que lo mire y te digo algo. ¡No me sabía ninguna! Fue como un cortocircuito. ¿Cómo puede ser que tocando desde los tres años nunca hubiera tocado a ninguna compositora? Y obviamente, no es que no existieran, existían y tenían obras muy importantes, pero se las ha invisibilizado.


V.- ¿Y las encontraste?

ID.- Empecé a investigar. A hacer labores de archivo. A buscar las obras y a saber por qué se habían invisibilizado.


"Jamás diría: dejen ustedes de tocar a Beethoven; sino, aparte de Beethoven, toquen a Clara Schumann que es maravillosa. ¿por qué limitarnos?"


V.- ¡Huy! No parece un trabajo fácil.

ID.- No, uno de las mayores dificultades es encontrarlas. Sus obras están muchas veces sin publicar, no se ha hecho un trabajo serio de edición. A veces están incompletas. Muchas tienen erratas. Y luego hay una segunda dificultad.


V.- ¿Cuál?

ID.- Encontrar espacios que las quieran programar. Y aquí sí ha habido un cambio importante después del Me Too. Cuando yo empecé a proponer obras de compositoras me pedían que propusiera algo serio y luego estas "obritas"...

Las descalificaban y no las conocían. Sí hubo un gran trabajo por parte de pioneras de la musicología feminista como Consuelo Díez, Marisa Manchado o Mercedes Zabala... pero llegó el movimiento "Me Too" y el avance del feminismo abrió las programaciones a compositoras, si bien se hace sobre todo para solistas o música de cámara y mi reto es que también se haga para música sinfónica.


V.- ¿Y qué compositoras estás tocando ahora?

ID.- Estoy tocando el concierto para piano y orquesta deClara Schuman; voy a hacer el estreno de un concierto para piano y orquesta de Mariana Martínez, una compositora de la época de Mozart, que era muy admirada en su tiempo; un concierto de Wihelmine de Prusia que nunca se ha hecho a piano y que está al mismo nivel que los conciertos para instrumento de tecla y orquesta de Bach. Es cierto que reivindico a las compositoras, pero también toco compositores. Para mí es un enriquecimiento del repertorio que tenemos. Jamás diría: "dejen ustedes de tocar a Beethoven"; sino aparte de Beethoven, toquen a Clara Schumann que es maravillosa. ¿Por qué limitarnos?





V.- ¿Y tienes cerradas próximas actuaciones?

ID.- Sí, se vienen actuaciones muy grandes. En septiembre tocaré en la casa natal de Beethoven en Bonn y en la casa de Mendelssohn en Leipzig. Además de los conciertos en París de Pauline Viardot. Pero, más que el lugar, para mí cada concierto es especial, porque son las personas que están ahí y cada concierto que hago tiene un motivo. En lugares pequeños consigues una conexión muy especial, incluso, a veces, transformar a las personas.


V.- ¿Se consigue con la música clásica?

ID.- Sí. Para mí, la música clásica instrumental es como si entraras en una película, donde te pongo la mejor banda sonora y tú puedes viajar a donde quieras. Puedes hacer tu propia película e imaginarte lo que quieras, porque vas a pasar por tantas emociones... Es una montaña rusa de emociones: puedes ir de la mayor alegría a la tristeza, a algo muy intimista, pasar a lo heroico. Por eso, hay mucha gente que entra en un concierto y se transforma.


"El talento es tener el talento de estar sentado delante del piano diez horas al día. ¡Eso es un gran talento!"


V.- Y, por último, ¿puede alguien dedicarse a la música clásica de forma profesional?

ID.- No es la imagen del rock'n'roll, ¿verdad? Se puede vivir de ello, sí. Igual no se gana tanto como en el fútbol, pero es una opción. El trabajo en música clásica es como el de un médico o el de una ingeniera. Es un trabajo muy serio. Exige muchas horas y mucha dedicación.


V.- ¿No es solo inspiración?

ID.- No. Te podría decir que sí porque vende mucho, pero no. Es un trabajo muy serio. Decía mi profesor Antonio Iglesias que el talento no es algo divino, el talento es tener el talento de estar sentado delante del piano diez horas al día. ¡Eso es un gran talento! Hay que reivindicar la profesionalización. A muchos artistas jóvenes recién graduados del conservatorio se les dice: "ven gratis a tocar para que te vean". Y la generosidad de los músicos y las ganas de compartir su arte hacen que, a veces, acepten condiciones que ningún otro profesional aceptaría. Eso no puede suceder. Y, además, dentro de la música como profesión, hay muchos campos: musicoterapia, producción o gerencia. La obsesión con un estándar de ganador de concurso internacional y el supuesto fracaso en el caso de no conseguirlo es muy peligroso y puede generar en los estudiantes problemas de salud mental graves. Hay que entender que existen tantas posibles carreras como estudiantes y es misión de todos favorecer que en todas ellas, los músicos tengan un desarrollo artístico y económico digno.




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