Trabajar para el desarrollo de una cultura de bienestar organizacional es imprescindible e incuestionable en el momento histórico en el que nos encontramos y las empresas son cada vez más conscientes de que la felicidad y el bienestar deben ser un foco estratégico en las organizaciones, promoviendo empleados fidelizados y productivos, clientes leales y resultados sostenibles.
El bienestar no debe ser un “ maquillaje ” que la organización utilice como reclamo o como marca. Los maquillajes se caen, no duran, no son sostenibles en el tiempo.
El bienestar debe formar parte del ADN de la organización, siendo gestionado y convirtiéndose en un programa TOP-DOWN.
Algunas empresas cuentan con el rol específico de Chief Wellbeing Officer o Chief Happiness Officer (CHO); mientras otras apuestan por consultores externos que diseñen estrategias de bienestar.
Sea como fuere, apostar por la Felicidad de las personas es una decisión, no un proceso o un departamento; y por tanto, debe implicar a todos los niveles de la organización con un plan estratégico bien articulado que tenga presentes los 3 ejes fundamentales: el liderazgo, la comunicación y la confianza.
